Esta foto me la hice hace unos días, para mandarsela a mi madre, que hacía tiempo que no me veía, la pego aqui, porque así me podrán ver todos los que están lejos y me podrán conocer aquello que aunque me escriben no saben ni quien soy.
El día de hoy ha comenzado antes de que me marche a la cama, no tengo nada de sueño y he pensado en que os podría contar una historia, aunque hoy sólo os adelantaré el primer capítulo si es que lo recuerdo.


LA HISTORIA DEL ALDEANO QUE VIVÍA EN UNA VILLA AL SUR DE AUSTRALIA:

Érase una vez, un aldeano que vivía en una villa al sur de Australía. Allí vivía sus días el joven aldeano como un individuo común, dedicandose a su huerta. Este aldeano tenia un perro que se llamaba Toto, que era su fiel acompañante.
Cada día, el buen aldeano se levantaba temprano, cuando caía el rocío de la mañana y el alba lo sorprendía, con sus primero rayos de luz... Bien temprano preparaba su pan con migas con leches y desayunaba..., antes de comenzar su trabajo en la huerta. Toto despertaba con él, y ambos empezaban el día y compartían aquellos instantes de rutina, sin esperar nada más de la vida, sin saber nada más del resto del mundo, ocupados en su huerta y en sus quehaceres cotidianos...
El aldeano no anelaba nada del mundo fuera de su huerta, desconocía por completo que podría añorar afuera, porque él pensaba tener su vida dentro del huerto, y alli pensaba que todo andaba bien... Sin añorar la felicidad, o el compartir, o el conocer nuevas cosas, tal vez porque ignoraba que existieran o tal vez porque no las echaba en falta...
Pero...la vida pasaba... El aldeano no sabía que todo podría cambiar, ni esperaba qu nada puediera alterar el sentido de su existencia, pero como todos sabemos..., la vida del aldeano no podría seguir así, algo nuevo pasaría tarde o temprano...Algo llegaría que haría cambiar el rumbo y transformaría al aldeano por completo.